5 janvier 2002
La Sainte Vierge :
Notre Seigneur :
Luz Amparo :
Notre Seigneur :
Ayez compassion, mes enfants, de
notre Coeur. Les hommes en arrivent comme au temps de
Luz Amparo :
Notre Seigneur :
Luz Amparo :
Notre Seigneur :
Notre Père, qui êtes
aux Cieux, que votre nom soit sanctifié, que votre règne
arrive, que
Que votre prière soit bien faite, mes enfants, lentement et avec sincérité. Lève-toi, ma fille. (Amparo
se redresse).
Luz Amparo :
Notre Seigneur :
Luz Amparo :
Notre Seigneur :
Luz Amparo :
Notre Seigneur :
Luz Amparo :
Notre Seigneur :
Luz Amparo :
Notre Seigneur :
Luz Amparo :
Notre Seigneur : Notre Père, qui êtes
aux Cieux, que votre nom soit sanctifié, que votre règne
arrive, que
Je vous salue, Marie, pleine de grâces,
le Seigneur est avec vous, vous êtes bénie entre
Ah quelle douleur, quelle douleur,
Seigneur ! Ne pourra-t-on enlever une épine ? Ah,
Notre Seigneur :
Luz Amparo : (en sanglots)
Notre Seigneur :
Luz Amparo :
Notre Seigneur : Mes enfants, Je demande seulement
aux parents : élevez vos enfants dans la sainte crainte de
Beaucoup d'âmes consacrées
se font fanées. Il y a si peu d'endroits où nous pouvons
trouver
Et toi, crie ma fille : que l'on
entende ma voix, que l'on ne fasse pas la sourde oreille ! Je ne
Accourez à ce lieu, mes enfants,
vous recevrez des grâces pour vivre en état de grâce.
Ne vous relâchez pas dans les sacrements. Approchez-vous chaque jour
de l'Eucharistie.
La Sainte Vierge :
MENSAJE DEL DÍA 5 DE ENERO DE 2002, PRIMER SÁBADO DE MES, EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, una vez más estoy entre
vosotros como Madre de todos los hombres. Vengo, hija mía, a buscar
alivio en mi Corazón. En este lugar, alivian mucho mi Corazón
tantas y tantas avemarías. Los hombres, hija mía, están
abismados en el mundo, en la tiniebla, y se introducen en el pecado. Por
eso quiero que aliviéis mi Corazón, hijos míos, porque
todas las fiestas aumenta más el pecado y el dolor de mi Corazón.
Los hombres, cada día están más metidos, hija mía,
en los placeres del mundo.
EL SEÑOR: Sí, hijos míos, yo grito tiernamente
a mis almas: “No os introduzcáis en el pecado; velad, orad, para
que la tentación se aleje”; y vosotros, hijos míos, no escucháis
mi voz. Yo llamo a mis esposas con una voz tierna. A mis queridos sacerdotes,
a todos mis hijos les grito: “¡Sed fieles, hijos míos!”. Y
vosotros cerráis los oídos a mis palabras. Os hablo con ternura,
pero no tenéis compasión de nuestros Corazones. El pecado
de la carne, hijos míos, Satanás lo saca en triunfo. ¡Ay,
qué ingratitud la de los hombres!; los llamo con ternura, estoy
en el tabernáculo por su amor; todo lo di por ellos y todo lo realicé
por ellos: el sacramento de la Eucaristía, mi Iglesia... Y ¿qué
hacéis, hijos míos, con tantas y tantas gracias que os he
otorgado para vuestra salvación? Mis llamadas son inútiles,
hijos míos, mi mensaje lo rechazáis, estáis sordos
y ciegos. ¿Hasta dónde queréis llegar? La misericordia
de todo un Dios está agotándose. ¡Qué ingratos
son los hombres! Mira nuestros Corazones, hija mía.
LUZ AMPARO: ¡Ay, Señor, ay!
EL SEÑOR: Todas estas espinas, hija mía, están clavadas tan profundas, que no pueden moverse, hija mía; sólo si los hombres hacen amor..., sus actos todos dirigidos a la Divina Majestad de Dios. Actos de amor, hijos míos, son los que quiero; amor puro, sincero; no amores pasionales, amores carnales, amores que destruyen al hombre. Tened piedad, hijos míos, de nuestro
Corazón. Los hombres están llegando como cuando Sodoma y
Gomorra, hijos míos; nada es pecado, hijos míos. Los hombres
están fríos como témpanos de hielo; por eso quiero,
hija mía, que hagáis actos de amor y de reparación
por tantas y tantas ofensas que se cometen contra nuestros Corazones, aun
de aquéllos que dicen que me aman y que son míos, pero que
la pasión les puede. Y mira nuestros Corazones rodeados de dolor
y de espinas. Vengo a este lugar para que los hombres alivien nuestros
Corazones.
LUZ AMPARO: ¡Qué tristeza, Dios mío!
¡Oy! ¿Qué puedo hacer, Señor, ante este dolor,
ante esta incomprensión de los hombres?
EL SEÑOR: Echa el rostro en tierra, hija mía... ¡Hay tanto mal en el mundo, hija mía!... Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, líbranos, Señor Eterno, de las asechanzas de Satanás. El hombre está junto a las asechanzas.
LUZ AMPARO: ¡Dios mío, Señor, Señor!...
EL SEÑOR: La oración, hija mía, el sacrificio, la humillación, es tan importante en la vida, hija mía; que el hombre no se humilla ante Dios. Hijos míos, os pido humildad, penitencia y sacrificio. Los hombres se han olvidado de orar con una oración sincera que salga de lo más profundo del corazón. Repara, hija mía, los pecados que han
ofendido tan gravemente en estos días nuestros Corazones...
LUZ AMPARO: Padre nuestro, que estás en el Cielo,
santificado sea tu Nombre. Venga a nosotros tu Reino. Hágase tu
voluntad en la Tierra como en el Cielo. Danos hoy el pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a nuestros ofensores.
No nos dejes caer en tentación. Líbranos de todo mal...
EL SEÑOR: Haced bien la oración, hijos míos, pausada y sincera. Levántate, hija mía... Quiero actos de reparación, hija mía,
y los hombres: que aprendan a ser humildes. Orad, hijos míos, la
oración en familia es muy importante; en comunidades... Consolad
nuestros Corazones, ¡están tan afligidos por los hombres!
Mira, hija mía, otra vez más, cómo dejan mi rostro
los pecados de los hombres...
LUZ AMPARO: ¡Dios mío! ¡No pareces Tú,
Señor!
EL SEÑOR: Los hombres son tan ingratos que no miran el
dolor de todo un Dios por sus criaturas.
LUZ AMPARO: Dios mío, ¡ay!, te amo por los
que no te aman, te glorifico por los que no te glorifican, me sacrificaré
por los que no se sacrifiquen.
EL SEÑOR: Hijos míos, acercaos a la Eucaristía,
al sacramento de la Penitencia; visitad a vuestro Jesús, que está
triste y solo en el tabernáculo.
LUZ AMPARO: ¡Ay, Señor, qué dolor!
¡Ay, cuánto dolor! ¡Ay! Decidme, Señor, ¿qué
puedo hacer?
EL SEÑOR: Sé humilde, hija mía.
LUZ AMPARO: ¡Cuánto dolor siente mi corazón,
Señor!
EL SEÑOR: Oración pido, oración que salga
de lo más profundo del corazón, que no sea una oración
mecánica; que los hombres mueven, hija mía, los labios, pero
el corazón no lo ejercitan.
LUZ AMPARO: ¡Ay, Señor! Te amo, Señor,
te amo. Te amo, Señor. Señor, ¡ay!, ¡si yo pudiera
quitarte todas esas espinas, Señor, y yo pudiera aliviarte un poco!
Señor, ¿qué tengo que hacer para poder aliviar tu
Corazón?
EL SEÑOR: Sé obediente, hija mía. Eres
instrumento de Dios, de reparación. Humildad te pido.
LUZ AMPARO: Haz de mí lo que quieras, Señor. ¡Ay, Dios mío, ay, cuánto dolor, Señor! Vamos a orar, Señor: Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre. Venga a nosotros tu Reino. Hágase tu voluntad en la Tierra como en el Cielo. Danos hoy el pan de cada día. Perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a nuestros ofensores. No nos dejes caer en tentación y líbranos de todo mal. Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor está contigo. Bendita Tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. Santa María, Madre de Dios y Madre nuestra, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. ¡Ay, qué dolor! ¡Qué
dolor, Señor!; ¿no se podrá quitar ninguna espina?
¡Ay!, a ver si pudiera quitar alguna espina de tu Corazón.
¡Ay, ay, ay, ay, no se puede, Señor! ¡Ay, ay, qué
duras!
EL SEÑOR: Sólo la oración, hija mía,
podrá sacarlas. Di a los hombres que consuelen mi Corazón
con la oración.
LUZ AMPARO: ¡Ay, ay, ay, ay, Dios mío! ¡Ay,
Dios mío, Dios mío, ay, qué dolor...!
EL SEÑOR: Pues las almas, hija mía, no se enternecen
ni ante este cuadro de dolor, ni ante la Sangre derramada por ellos. Las
leyes las ponen los hombres y las cumplen a su antojo.
LUZ AMPARO: ¡Ay, ay, ay, Dios mío! ¡Te
amo, Señor!
EL SEÑOR: Sólo pido, hijos míos, a los padres: educad a vuestros hijos en el santo temor de Dios, hijos míos. No los dejéis que se introduzcan en el mundo, donde el demonio y la carne los arrastra. Velad por ellos, padres; ¡tendréis que dar una cuenta muy especial ante Dios por vuestros hijos! Esposas, sed sumisas a vuestros esposos. Esposos, amad a vuestras esposas. El demonio se ha apoderado de los hogares porque las esposas no son humildes y los hijos no respetan a los padres. Las familias están desunidas, porque la madre no es sumisa al esposo, y destruyen los hogares con su mal ejemplo, hija mía. Que la mayoría de los hogares están destruidos, porque no se respetan unos a otros. Empiezan los hijos por no respetar a los padres, y las esposas por no respetar a los esposos. Los hombres sólo se quedan en la imagen del tiempo sin querer alcanzar la eternidad. No hay paz ni armonía entre las familias. En el mundo está reinando Satán. Muchas almas consagradas se han marchitado. ¡Hay tan pocos lugares donde poder refugiarnos! Por eso pido, hijos míos: amaos unos a otros, respetaos, enseñad a los hijos la unidad de los esposos. Dad buen ejemplo de santidad en vuestros hogares para que vuestros hijos sean igual a vosotros. Pero, ¿qué habéis hecho de los hogares, de los conventos? El mundo está precipitándose hace tiempo en un abismo que sólo Dios puede sacarlo. Si el hombre no mira a Dios, el mundo será destruido por la falta de amor entre los hombres. ¡Orad! Y tú, grita, hija mía, que oigan mi voz, que no se hagan los sordos. No puedo darles más, hija mía. Pisotean las gracias, rechazan mi amor y ponen ellos las leyes a su antojo. ¿En qué lugar están dejando a todo un Dios? Amad a la Iglesia con todo vuestro corazón, hijos míos. Amad al Santo Padre. Orad por los sacerdotes y los obispos, que cada uno seca... (Admiración de Luz Amparo y palabras ininteligibles en voz muy baja) sepa cumplir con el ministerio que le corresponde, para agradar a Dios y conquistar a las almas. Aliviad nuestros Corazones, hijos míos. Cada avemaría vuestra llegará al Cielo y también aliviará a las almas del Purgatorio. Acudid a este lugar, hijos míos, recibiréis
gracias para vivir en gracia. No os abandonéis en los sacramentos.
Acercaos diariamente a la Eucaristía. Fortaleceos de mí,
hijos míos. Mi Cuerpo es una verdadera comida y una verdadera bebida;
alimentaos de él, hijos míos. E instituí la Eucaristía
por amor a vosotros. No me abandonéis, hijos míos, que muchas
veces estoy triste y solo esperándoos... una visita de vosotros,
hijos míos.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos con bendiciones especiales para los pobres pecadores... Os bendigo, hijos míos, como el Padre
os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.
|
2 Février 2002
La Très Sainte Vierge : Ma Fille, me voici à nouveau comme Mère des affligés, Mère des pécheurs. Je sais, ma fille, que ton cœur est affligé, tu es devenue orpheline d’un Directeur (spirituel) qui t’a tellement aidée au cours de tant d’années, ma fille. Mais il t’a préparée et, du Ciel, il continuera à t’aider et à soutenir cette œuvre qu’il a tant et tant aimée. Apparition de l'aumonier de l'Escorial,
nommé par l'archevêque et recemment retourné à
Dieu : le Père Alfonso Maria
Combien d’âmes parviennent ici en raison de ce lieu (le Pré-Neuf) avec une vie parfaite, parce que les hommes se disent « catholiques pratiquants » mais comment vivent-ils la doctrine ? Quelles merveilles, celles du Ciel ! Combien j’ai désiré ce lieu et ce moment ! Tu ne demeures point seule : d’ici je veillerai sur toi. Luttez tous pour venir afin que nous nous rassemblions tous ! Comment les hommes peuvent-ils nier l’existence du Ciel et de l’Enfer ? Et beaucoup de pasteurs qui nient l’existence de l’enfer, ne savent pas le mal qu’ils font aux âmes ; quand ils se trouveront devant le Tribunal de Dieu ! Frères, soyez sincères
et prêchez l’Evangile tel qu’il est écrit ;
Quelles grandeurs celles qui se trouvent
ici !
Luz Amparo : Ah quelles grandeurs, mon Dieu ! Ah Père, aidez-moi ! Père Alfonso Maria : Je suis déjà parvenu
ici pour contempler le visage de Dieu !
Ne vous laissez pas conquérir par les hommes ; allez à leur conquête pour Dieu et laissez Dieu conquérir votre cœur ! Vivez une vie consacrée. Aimez beaucoup cette Oeuvre. Dans cette œuvre, vous irez sur le chemin de la perfection ! Mais malheur à vous si vous prêtez l’oreille aux flatteries et vous laissez taper sur l’épaule ! Ne soyez pas des centres, mes enfants ! Combien cela m’a servi, alors que j’aimais beaucoup mon Dieu ; mais comme cela m’a fait du bien ! Ah, ma fille, lutte pour qu’un jour
nous soyons réunis.
Et je vous remercie aussi pour tous
les biens que j’ai reçus de vous.
Créatures qui vous êtes
consacrées à Dieu, c’est le meilleur chemin, le chemin le
plus parfait et le plus sûr ! Que personne ne vous confonde ! Personne
! Soyez toujours unis, et que personne ne soit au-dessus de l’autre. Aimez-vous.
La Très Sainte Vierge : D’autres âmes sont en ce lieu. Cette âme va parler parce que Dieu le lui permet. Apparition d'une âme du purgatoire Une âme du Purgatoire : Je suis ici au Purgatoire. Je suis une âme qui me suis consacrée à Dieu mais je n’ai pas été fidèle à ma vocation et je devais aller à un autre lieu, un lieu ténébreux, un lieu où la paix n’existait pas, où l’amour n’existe pas ; mais grâce à la miséricorde de Dieu, je suis ici. Grâce à vos prières,
j’espère quitter ce lieu d’un moment à l’autre.
Apparition d'une âme damnée Notre Seigneur : Regarde les damnés. Luz Amparo : Quelle horreur ! Une âme damnée : Nous
ne voulons rien savoir, ni de vous ni de Dieu.
Luz Amparo : Quelle horreur ! Une âme damnée : Beaucoup parviennent en ce lieu parce que personne n’a voulu leur dire la vérité et nous nous n’avons pas voulu la comprendre. Il était plus facile de vivre dans les commodités, l’abondance, et à notre guise sans faire la volonté de Dieu. Ceci est notre salaire. Nous sommes payés par celui pour lequel nous avons travaillé. Nous éprouvons de la haine, du mépris. Si Dieu nous laissait, nous détruirions le monde. Nous n’éprouvons que le désir d’entraîner tous les hommes pour qu’ils participent à cette souffrance. La Très Sainte Vierge : Ma fille, tu vois quelle différence
il y a entre l’amour et la haine ? Observe la paix qu’il y a en ce lieu
et la haine, le mépris et la rancœur qu’il y a dans l’autre.
N’as-tu pas vu ton Père Spirituel,
ma fille, comme il est joyeux en la présence de Dieu ?
Notre Seigneur : Il s’est consacré entièrement. C’est pourquoi je vous ai récompensé, lui et toi : je l’ai récompensé en étant ton directeur spirituel, et je t’ai récompensée en apprenant de lui. C’est pourquoi je demande aux hommes
: approchez-vous des sacrements, mes enfants, ne vous relâchez pas
dans la prière, laissez le monde et toutes ses vanités et
prenez un chemin droit et sûr.
L’homme a perdu la morale et le monde
est rempli d’immoralité , sexe
Accourez à ce lieu, mes enfants.
La Très Sainte Vierge : Levez
tous les objets. Ils seront tous bénis avec des bénédictions
spéciales pour les pauvres pécheurs.
MENSAJE DEL DÍA 2 DE FEBRERO DE 2002, PRIMER SÁBADO DE MES, EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, aquí estoy otra vez
como Madre de los afligidos, Madre de los pecadores. Sé, hija mía,
que tu corazón está afligido, pues te has quedado huérfana
de un director que tanto te ha ayudado, a lo largo de tantos años,
hija mía; pero te ha preparado y, desde el Cielo, te seguirá
ayudando y seguirá ayudando a esta Obra, que tanto y tanto ha amado.
PADRE ALFONSO MARÍA: Dios permite que me veas, hija mía; qué diferencia la del Cielo a la Tierra: aquí no valen los títulos, ni los nombramientos; aquí es todo a lo Dios. ¡Qué grandezas las del Cielo y ver el rostro de Dios! Cuántas almas llegan aquí, por ese lugar(1), con una vida perfecta, porque los hombres se llaman católicos practicantes, pero ¿cómo viven la doctrina?... ¡Qué maravillas las del Cielo!
¡Cuánto he anhelado este lugar y este momento! No te quedas
sola, desde aquí velaré por ti. Luchad todos para venir a
juntarnos todos. ¿¡Cómo los hombres pueden negar la
existencia del Cielo y del Infierno!? Y muchos pastores que niegan la existencia
del Infierno no saben el mal que hacen a las almas; cuando se encuentren
ante el tribunal de Dios... Hermanos, sed sinceros en predicar el Evangelio
tal como está escrito; que los hombres sepan las verdades. No tengáis
temor de explicarles las verdades, porque ¡cuántos se pierden
llegar aquí por no haberles dicho con claridad la existencia del
Cielo y del Infierno! ¡Qué grandezas las que hay aquí!
¡Qué diferencia en la Tierra a este lugar!(2) En la Tierra
todo atrae al hombre menos Dios, y aquí sólo te atrae Dios.
Esta grandeza infinita no la perdáis, hijos míos. ¿Cómo
os atrevéis a no explicar las verdades?
LUZ AMPARO: ¡Ay!... ¡Ay, qué grandezas,
Dios mío! ¡Ay, Padre, ayúdeme!
PADRE ALFONSO MARÍA: Ya he llegado aquí a ver el rostro de Dios; qué alegría siente todo mi ser, porque estoy impregnado de la divinidad de Dios participando de estas grandezas. ¡Qué grandezas y cuánto he deseado este momento! Esta es la grandeza infinita por la que tiene que luchar el hombre, no hay otras grandezas en la Tierra mayor que ésta. Dejad los halagos, vivid para Dios y no seáis centros, que los hombres son muy dados a hacernos centros; y no os dejéis embaucar por unas palmaditas, que es fácil, como no reflexionéis, de que el demonio os conquiste por la soberbia y la vanidad. Luchad —¡sólo Dios basta!—, amad a las criaturas, pero Dios por encima de todas las cosas. ¡Cuántos se quedan sin llegar aquí, hijos míos, porque se han creído dioses y todo lo que han hecho lo han hecho para su vanidad y su persona! ¡No os dejéis conquistar por los hombres, conquistad a los hombres para Dios y dejad que Dios conquiste vuestro corazón! Vivid una vida entregada, amad mucho esta Obra. En esta Obra iréis por camino de perfección, pero, ¡ay, como os dejéis halagar y dar palmaditas en la espalda!; no seáis centros, hijos míos. Cuánto me sirvió esto a mí, aunque yo amaba mucho a mi Dios, pero cuánto bien me ha hecho. ¡Ay, hija mía, lucha para que
un día estemos juntos! He dirigido tu alma, hija mía, todo
lo mejor que he podido para encaminarla a Dios; sigue por el camino perfecto,
desprendido, y humíllate, hija mía, que todo el que se humille
será ensalzado. No olvides todo lo que te he enseñado, y
también gracias os doy por todos los bienes que he recibido de vosotros.
Criaturas que os habéis entregado a Dios: es el mejor camino, más
perfecto y seguro. Que nadie os confunda, nadie. Estad siempre unidos y
ninguno que sea mayor que otro. Amaos. ¡Cuántas almas hay
en este lugar participando de esta misma gracia, pero han tenido que ser
humilladas y pisoteadas para llegar tan alto! Sé muy humilde, hija
mía, no olvides mis consejos.
LA VIRGEN: Otras almas están en este lugar. Este
alma va a hablar porque Dios se lo permite.
ALMA DEL PURGATORIO: Yo estoy aquí, en el Purgatorio; soy un alma que me entregué a Dios, pero no fui fiel a mi vocación y tenía otro lugar para ir, un lugar tenebroso, un lugar donde no existía la paz, donde no existe el amor, pero, por la misericordia de Dios, aquí estoy. Gracias a vuestras oraciones estoy esperando salir de un momento a otro de este lugar. Aunque es un lugar de purificación, pero ¡somos tan felices purgando nuestras deudas! No cambiaríamos nada de la Tierra por el Purgatorio, pues hemos visto a Dios, desde lejos, nos ha abierto un rayito del Cielo y lo hemos visto y su Madre santísima nos consuela. No queremos nada ni aspiramos nada que no sea Dios, que no sea la eternidad: estar con la Divina Majestad de Dios. Nada cambiaríamos, aunque sufrimos para
purificar nuestras culpas, por este lugar. Llevo aquí mucho tiempo,
aunque mi tiempo no es vuestro tiempo, pero no importa el tiempo, importa
el lugar donde voy a ir. Y otras muchas están purificándose;
aunque es un lugar de dolor, también es un lugar de gozo.
EL SEÑOR: Mira a los condenados.
LUZ AMPARO: ¡Qué horror!
ALMA CONDENADA: No queremos saber nada ni de vosotros ni de
Dios; no cambiaríamos las penas ni el dolor para ir al Cielo. Nuestra
misión es el odio, la destrucción, el desamor; es un tormento
que no acabará nunca y nunca nos consumirá; es un fuego devorador
que devora nuestras entrañas; pero somos malditos de Dios porque
nosotros no hemos querido amarlo. Pero sí que quiero que aviséis
a los hombres los tormentos tan grandes que hay en este lugar, para que
no lleguen a él; así me lo ordena la voz de Dios... Pero
por mí arrastraría a todos a este lugar donde se consumieran
con el fuego, donde el odio, donde la destrucción, no dejan de existir.
Todo es amargura, y nuestra misión es destruir a las almas.
LUZ AMPARO: ¡Qué horror!
ALMA CONDENADA: Muchos llegamos aquí porque nadie ha
querido decirnos la verdad y nosotros tampoco hemos querido comprenderla;
era más fácil vivir en comodidad, en abundancia, en hacer
cada uno lo que nos da la gana, sin hacer la voluntad de Dios. Éste
es nuestro sueldo, nos pagan para quien hemos trabajado; sentimos odio,
desprecio. Si Dios nos dejara, destruiríamos el mundo. Sólo
sentimos deseos de arrastrar a todos los hombres para que participen de
este dolor.
LA VIRGEN: Hija mía, ¿ves qué diferencia
del amor al odio? Fíjate la paz que hay en este lugar, y el odio,
el desprecio, el rencor que hay en el otro. Luchad, hijos míos,
y no os dejéis conquistar por palabras que regalen vuestros oídos,
por comodidades para vuestro cuerpo. Sed fieles a la voluntad de Dios,
amad nuestros Corazones, hijos míos. Las almas buenas gozan de la
misericordia tan grande que Dios ha tenido con ellas, porque han sido capaces
de luchar, de desprenderse, de no aceptar vanidades, ni rencores, ni envidias,
de ser pobres, humildes, (de) sacrificados, de imitar a Jesús en
la Cruz y a María en Nazaret. ¿No has visto a tu padre espiritual,
hija mía, qué gozoso está en la presencia de Dios?
Toda su vida entregada a Dios desde muy niño; desde nueve años
ya empezó su camino, hija mía.
EL SEÑOR: Se entregó todo, por eso yo le di el premio a él y a ti; a él, de ser tu director espiritual y a ti, de aprender de él. Por eso pido a los hombres: acercaos a los sacramentos, hijos míos, no os abandonéis en la oración, dejad el mundo y todas las vanidades que hay en el mundo y llevad un camino recto y seguro. En el mundo hay una crisis de fe, que los hombres han perdido, porque todo lo ven bien. El hombre ha perdido la moral y el mundo está lleno de una inmoralidad, que nada es pecado, la carne la llevan en triunfo y te repito, hija mía, que los hombres quieren cambiar las leyes, no aceptándose cada uno como es, en el camino de la santidad, sino en la inmoralidad y adulterando su cuerpo: hombres con hombres, mujeres con mujeres. ¡Pero, ¿hasta dónde vais a llegar criaturas, que no respetáis la Ley de Dios?! Dios creó al hombre para procrear y a la mujer; no para gozar ni para placeres ni pasiones. El hombre lo ha olvidado; te repito, hija mía: esto parece Sodoma y Gomorra. ¡¿Hasta cuándo tiene Dios que avergonzarse de los hombres?! Orad, hijos míos, orad, para no caer en tentación. Acudid a este lugar, hijos míos, que
sólo vengo a enseñar que cumpláis con el Evangelio
tal como está escrito y no pongáis leyes cada uno a vuestro
antojo. Orad, sacrificaos, hijos míos, acercaos al sacramento de
la Confesión y de la Eucaristía para fortalecer vuestras
almas; que los hombres están en una tibieza, porque han dejado a
Dios y cada día el demonio se está apoderando más
de las almas, y los guías no ven la situación del mundo.
Ciegos, que vuestra soberbia no os deja ver ni aceptar que Dios se manifieste
a los humildes para confundir a los soberbios y a los que se creen grandes
y poderosos. Pedid, hijos míos, por ellos.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos con bendiciones especiales para los pobres pecadores... Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por medio del Hijo con el Espíritu Santo. (1) Se refiere a Prado Nuevo y a las personas que, por acudir a este lugar, han recibido gracias. (2) Quiere decir: “¡Qué diferencia entre la Tierra y este
lugar!”.
|
2 Mars 2002
La Sainte Vierge Ma fille, me voici une fois encore,
comme Mère des pécheurs.
Notre Seigneur Toi, ma fille, n'aies pas peur de
dire ce que je te communique. Crie-le, car
Comme vous êtes incrédules,
mes enfants, et comme le péché
Voilà pourquoi je lance un
appel à tous mes prêtres :
Et vous, les laïcs, aidez l'Eglise,
et ceux qui désirent se consacrer au sacerdoce, éduquent
leur âme pour Dieu, mes enfants : il y a un si grand besoin de saints
prêtres pour convertir les âmes ! Dans l'Eglise, le travail
abonde, mes enfants, et les travailleurs sont peu
Et toi ma fille, que rien ne t'afflige,
pense que je suis au-dessus de tout ;
Tous ceux qui réciteront le Saint Rosaire quotidiennement, je les protégerai durant toute leur vie et je les visiterai à l'heure de la mort. Le Rosaire est une arme puissante contre tous les maux qu'il y a dans le monde, mes enfants. Priez le Saint Rosaire en famille. Venir à l'Escorial
Je vous demande mes enfants, de beaucoup
prier. Priez, je ne me lasse pas de vous le dire, mes enfants, la prière
est très puissante pour tant et tant de maux
Formez des communautés dans
lesquelles, tous unis, vous glorifierez Dieu, parce que les hommes qui
sont unis dans la prière et dans l'amour, glorifient Dieu et le
louent. Formez
Il est très difficile pour
les hommes, dans la situation où se trouve le monde, de cheminer
Je demande la prière et des sacrifices. La Sainte Vierge Accourez à ce lieu, méditez
la Passion du Christ, approchez-vous du sacrement de
Levez tous les objets. Ils seront
tous bénis avec des bénédictions spéciales
pour les pauvres
Je vous bénis mes enfants,
comme le Père vous bénit par l'intermédiaire du Fils
et avec le
MENSAJE DEL DÍA 2 DE MARZO DE 2002, PRIMER SÁBADO DE MES, EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía,
aquí estoy otra vez más como Madre de los pecadores. Los
hombres dicen que son muchas veces las que me manifiesto, pero no ven la
situación del mundo. ¿Cómo una Madre, que ama tanto
a sus hijos, no les va a avisar del peligro que les acecha? Hijos míos:
convertíos, orad, que los hombres cada día están más
separados de Dios; y ¿cómo voy a repetir que los hombres
se vuelven fieras sin tener amor a Dios? ¡Cuánta pena me da
esas almas que no escuchan mi voz y se ríen de mis palabras!
EL SEÑOR: Tú no tengas miedo, hija mía, de decir lo que te comunico; grítalo, que los hombres que cierran sus oídos es porque quieren justificarse con la vida que llevan y no les conviene oír nuestras palabras. Pero, hija mía, hay que ser ciegos para no ver la maldad y el pecado que hay en el mundo. Muchas veces he avisado a los hombres el gran peligro que les acecha; por eso pido oración, oración y sacrificio, porque Dios va a descargar su ira sobre esas almas tan ingratas. Y gracias a las almas que aman a Dios y lo glorifican, no ha descargado su brazo sobre la Humanidad. ¿Cómo sois tan incrédulos, hijos míos? ¡Cómo os ciega el pecado, que no veis que el mundo está destruyéndose por la falta que hay en él de Dios! Por eso hago un aviso, diciendo a todos los pastores de mi Iglesia, aquéllos que son funcionarios del mundo, que dejen de funcionar en las cosas del mundo y funcionen en la Iglesia, que pueden hacer tanto bien a las almas; que recojan los rebaños y que estén con las ovejas; si el pastor se marcha, las ovejas se pierden. Por eso hago un llamamiento a todos mis sacerdotes: que se dediquen al ministerio de la Iglesia, que hay muchas almas que se han descarrilado (1) y desviado del rebaño de Cristo, que las recojan y sean fieles a su ministerio, y prediquen la palabra de Dios. Sacerdotes queridos de mi Corazón: os ruego que no os dejéis arrastrar por las mentiras de Satán, que os dediquéis a vuestra iglesia(2), y que dejéis de ser funcionarios de las cosas del mundo, ya veréis cómo otra vez resurge la fe en los corazones y se fortalece mi Iglesia. Obedeced, hijos míos, a los avisos del Santo Padre, de vuestros obispos, no os abandonéis en la oración y, contritos y arrepentidos, os daré un abrazo, hijos míos, y vuestro corazón lo dejaré limpio para que el demonio no haga estragos en él; vuestro corazón pertenece a la Iglesia, a Cristo, a las almas, a los pobres pecadores; pero hijos míos, no os dejéis engañar por el deslumbramiento del mundo, sed fieles testigos del Evangelio. Y vosotros laicos: ayudad a la Iglesia. Educad aquéllos vuestra alma para Dios, aquéllos que queráis entregaros al sacerdocio, hijos míos; hay tanta necesidad de sacerdotes santos para convertir a las almas... Hay mucho trabajo en la Iglesia, hijos míos, y pocos trabajadores. Amad a la Iglesia, amad al Santo Padre. Y tú, hija mía, que nada te afecte, piensa que yo estoy por encima de todo; si Dios está con vosotros, ¿a quién podéis temer? Dios pondrá personas en vuestro camino que os protejan; almas santas que guíen vuestro espíritu, pero amad mucho a la Iglesia con todo vuestro corazón; Dios es despreciado, Dios es ultrajado. Hija mía, los pecados de los hombres ofenden tanto a Dios; por eso pido almas capaces de donarse como víctimas para la salvación del mundo. También mi corazón siente alegría cuando tantas y tantas almas acuden a este lugar y de su boca desprenden tantas avemarías. Todo el que rece el santo Rosario diariamente, lo protegeré durante toda su vida y lo visitaré en la hora de la muerte. El Rosario es un arma poderosa contra todos los males que hay en el mundo, hijos míos. Rezad el Rosario en familia. Acudid a este lugar, todos seréis bendecidos, hijos míos; os lo prometí la primera vez, y muchos seréis marcados con una cruz en la frente; esa cruz será una protección para no caer en el pecado. Os pido, hijos míos, que oréis mucho, orad; no me canso de deciros, hijos míos: la oración es muy poderosa para tantos y tantos males como hay en el mundo, y tantas catástrofes que vendrán sobre la Tierra. Hijos míos, estad unidos en la oración, en el sacrificio, en la penitencia. Los hombres han olvidado a Dios y se han introducido en las pasiones, en el mundo, ¡qué pena de almas, cómo se dejan seducir por la astucia de Satanás! Formad comunidades donde todos unidos glorifiquéis a Dios, porque los hombres unidos en la oración y en el amor, glorifican y alaban a Dios. Formad comunidades cristianas donde todos seáis uno y lo de uno sea de todos, respetándoos, amándoos y entregándoos a hacer la voluntad de Dios. Es muy difícil, en la situación del mundo que hay, que los hombres caminen por el camino de la salvación. Sí, hija mía, sí, se introducen las almas en el Infierno, aunque los hombres no quieren gritar la verdad que hay en el Infierno, lo esconden; ¿cómo ocultáis la verdad, hijos míos?, ¿cómo decís que los hombres estáis salvados y que el Infierno no existe? ¡Cuántos seréis responsables, por no predicar la verdad, ante Dios! Decid las verdades, hijos míos, porque la salvación de las almas está en la verdad. Yo soy la Verdad, el Camino y la Vida, y el que no dice la verdad está con el rey de la mentira, que es Satán. Oración
pido y sacrificios.
LA VIRGEN: Acudid a este lugar, meditad la Pasión de Cristo, acercaos al sacramento de la Eucaristía, primero pasando por el sacramento de la Penitencia. Amad nuestros Corazones, hijos míos, sed mansos y humildes de corazón, amaos los unos a los otros, cumplid los mandamientos; es a lo que venimos, hijos míos: a advertiros que cumpláis con las leyes de Dios, y a repetiros una y otra vez, porque como Padre que avisa a sus hijos está repitiendo día a día: hijos míos, tened cuidado, y cuando los hijos no cambian les repiten y les repiten y el padre no se cansa, ni la madre, de aconsejar al hijo; así, hijos míos, nosotros repetimos una y otra vez para que no estéis ciegos y hagáis caso a los consejos. Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos con bendiciones especiales para los pobres pecadores... Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo. (1) “Descarrilar”= En sentido figurado y familiar: salirse del camino recto, observar una conducta irregular. (2) Tomada aquí “iglesia”
como edificio o templo; por eso se escribe con minúscula.
|
6 Avril 2002
La Sainte Vierge Le monde est malade
Appel aux hommes de bonne volonté
Réponse à ceux qui
trouvent les messages "catastrophiques"
Lire les Evangiles et réfléchir
sur le sens des paroles
Notre Seigneur: Exortation aux prêtres, religieux
et religieuses
Appel aux âmes consacrées
appel aux personnes mariées
pourquoi la paix ne règne
pas dans les foyers
La responsabilité des Parents
Appel aux Parents:
Appel aux laïcs
Le chatiment surprendra les homme
comme au Déluge, comme à Sodome
Et je demande aussi à mes
prêtres saints de ne pas se relâcher et de suivre le chemin
qu'ils ont choisi, le chemin du sacrifice et de la prière.
Et (Je demande) aussi à ces âmes contemplatives fidèles
à leur vocation et qui consolent tant Nos Coeurs : âmes bien-aimées,
ne vous relâchez pas, car le démon fait des ravages dans le
monde et veut s'en emparer, en étant le roi de toutes les âmes.
Je demande à nouveau mes enfants
: soyez respectueux les uns envers les autres,
Autre appel aux prêtres
Jésus demande à être
visité au Tabernacle
Coeurs endurcis, remplis de méchanceté pour beaucoup d'entre vous, où voulez-vous en arriver ? Comment allez-vous aimer votre prochain, mes enfants, si vous n'aimez pas Dieu ? Des nations entières sont
sous le joug des esprits immondes
Dans les foyers, dans la plupart
des foyers, regarde ma fille, le fruit de Satan :
Mettez à profit votre temps
pour assurer votre salut
La Sainte Vierge Venir à l'Ecorial même
s'il n'y a pas de message
Notre Seigneur Marie Co-rédemptrice
La Sainte Vierge
MENSAJE DEL DÍA 6 DE ABRIL DE 2002, PRIMER SÁBADO DE MES, EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, aquí está mi Corazón, lleno de dolor, porque los hombres no escuchan, la mayoría de ellos, mis palabras. ¡Ay, almas ingratas, si supierais lo mal que está el mundo, hijos míos, lavaríais vuestros ojos y vuestros oídos, para quitaros esa viga que tenéis en ellos y escuchar las palabras del Cielo! Os pido, hijos míos: renovad vuestro espíritu; no seáis ciegos, sólo se puede quitar esa ceguera con la entrega a Dios, con la oración y con el sacrificio. Por eso hago un llamamiento a los hombres de buena voluntad y a todos los guías de los pueblos ciegos(1), que no quieren escuchar nuestras palabras. Haced un llamamiento a los hombres, guías de los pueblos, quitaos la viga que tenéis en vuestros ojos y ved la situación de las almas. Respetad las cosas sagradas, hijos míos, y obedeced al Santo Padre; copiad de él, que es un santo varón, mártir por la Humanidad; quitaos esa ceguera que tenéis, para poder conducir a las almas, hijos míos; enseñad a los hombres las verdades, pagaréis por vuestras culpas y por las culpas de los hombres, porque no habéis enseñado las verdades escritas en el Evangelio. ¿Desde cuándo está el mundo así, hijos míos? Desde que los hombres han olvidado a Dios; desde que mis sacerdotes queridos se han abandonado en la oración y en la entrega a su ministerio. Por eso pido, hijos míos, os suplico: orad y haced que los hombres oren; enseñadles el valor del sacrificio y de la penitencia; enseñadles a que se acerquen a la Eucaristía con el alma limpia. Estad en los confesionarios, hijos míos, para que las almas se acerquen a descargar sus culpas. Mira, hija
mía, la situación del mundo. Mira los espíritus infernales
cómo quieren hacer desaparecer varias naciones, pueblos enteros.
Harán perecer a las almas para apoderarse de ellas. ¡Y todavía
los hombres dicen que el mensaje es catastrófico! ¿No sabéis
leer la Biblia, hijos míos? ¿Tampoco creéis en la
palabra de Dios? En la Biblia hay muchas catástrofes, ¿también
se lo inventan los hombres? ¿O qué pensáis de Dios,
hijos míos? ¿Creéis en Él o no creéis?
¡Cómo se nota, hijos míos, que leéis poco el
Evangelio! Y si lo leéis, no reflexionáis las palabras que
hay en el Evangelio. ¿Por qué vosotros os empeñáis
en poner un Evangelio nuevo? Los hombres tienen que saber las verdades,
y lo vengo repitiendo una, y otra y otra vez. Pero cómo cerráis
vuestros oídos; sólo con la gracia se os pueden abrir los
oídos, hijos míos. Ya he dicho todo; sólo os pido,
hijos míos, que lo cumpláis.
EL SEÑOR: Sacerdotes, volved a vuestro ministerio, entregaos en cuerpo y alma a las almas; religiosos y religiosas, adorad a vuestro Dios; no os deslumbréis, muchas de vosotras, por el mundo. Habéis cambiado las normas, salís al mundo y entráis libremente, y todo el que sale al mundo, se contagia de él; así es como las vacaciones os hacen perder vuestra vocación, hijos míos; por eso os pido a todos que renovéis vuestro espíritu y os entreguéis a Dios. Dejad el bullicio del mundo, que en el mundo está reinando Satán. Os habéis marchitado, hijas mías; flores lozanas había en los conventos, pero el demonio astuto se ha encargado de destruir esas almas. Yo os di libertad, hijos míos, pero no libertinaje, y nada veis pecado; por eso hay tan poquitas almas que quieren seguir el verdadero camino, porque el demonio los arrastra al mundo, a las vanidades y a los placeres vanos que hay en él. Por eso hago un llamamiento también a esas almas consagradas: que dejen el mundo y la libertad, y las vacaciones, que son la perdición de sus almas. Si os habéis consagrado a Dios, hijas mías, ¿quién como Dios? No os aburráis en vuestros conventos, si está el tesoro más grande, y habéis escogido el esposo más fiel, dentro de vuestro convento. Dedicaos a la oración, hijas mías, y poneos al servicio de Dios; ahí está la verdadera felicidad. También hago un llamamiento a los matrimonios: ¡ay, madres, que permitís que vuestros hijos vayan por el camino de la perdición!, ¿qué amor es ése, hijas mías? Sólo buscáis el gozo del tiempo, pero no pensáis en la eternidad. Padres, educad a vuestros hijos, para Dios. ¿Sabéis por qué en los hogares no hay paz? Porque los hombres aman antes el mundo que Dios, por eso no hay respeto unos hacia otros, y no buscan el camino de la salvación, buscan el camino de la perdición, porque se han faltado el respeto, la dignidad y han echado a Dios de sus hogares; porque donde triunfa el pecado, no puede triunfar Dios. ¡Seréis responsables, padres, de los devaneos de vuestros hijos!, porque sólo os preocupáis de lo material, sin enseñarles a compartir con los que lo necesitan. Vosotros mismos sois los que les dais para disfrutar del mundo. No saben, por eso, hijos míos, lo que es sacrificarse para tener un hogar, porque todo se lo dais fácil. ¡Qué pena de padres, hijos míos! Por eso también hago un llamamiento a los padres: donde no está Dios, no reina la paz; todo es discordia, todo es ruina, y todo es destrucción, y cada uno vive a su antojo. ¿Dónde está el respeto a los padres, los hijos? (2)¿Y dónde está la educación de los padres a los hijos? Si sólo pensáis en darles material, que lo material los introduce en el mundo y lo ven todo fácil porque vosotros se lo ponéis todo fácil, hijos míos. Por eso no saben valorar el trabajo de cada día: “Comerás el pan con el sudor de tu frente”. ¡Ay, hijos míos, ¿qué hacéis con vuestros hijos?! Laicos, hago un llamamiento sobre vosotros: vosotros tenéis que hacer una renovación, porque seréis los que fortaleceréis la Iglesia con vuestra ayuda. Por eso pido, hijos míos: adquirid virtudes, respetaos unos a otros, amaos, con un amor desinteresado, no amores egoístas, amores destructores; un amor limpio y desinteresado. Vivid para Dios, hijos míos; ¿no os dais cuenta que los hombres, la mayoría de ellos, no viven nada más que para los placeres? Dios está fuera de sus corazones, y ¡todavía dicen los hombres que no creen que venga Dios a avisar! Os va a pasar, hijos míos,... (palabra ininteligible) el Diluvio, como cuando Sodoma y Gomorra; os lo he avisado. Estad preparados, porque yo aplicaré mi Divina Justicia contra aquellos destructores de los pueblos, destructores de las almas. Y también pido a mis sacerdotes santos que no se abandonen y que sigan el camino que han escogido, con sacrificio y oración; y también aquellas almas contemplativas, fieles a su vocación..., ¡consuelan tanto nuestros Corazones! Almas queridas, no os abandonéis, que el demonio está haciendo estragos en el mundo y quiere apoderarse, siendo el rey de todas las almas. Vosotras, desde vuestros escondites, hacéis tanto bien a las almas, hijas mías; que nadie os confunda, sed fieles a vuestra vocación; ¡cuánto consoláis nuestros Corazones! Y aquellas almas que se entregan a los pobres y necesitados, recibirán el ciento por uno, por sus buenas obras, y todo el que colabore a ayudar a las almas necesitadas, tendrán un lugar seguro y sellado, que nadie podrá quitar ese sello en la eternidad. Pido, otra vez, hijos míos: sed respetuosos unos con otros; amaos, no dejéis la oración, enseñad a vuestros hijos el camino verdadero, no los dejéis que se envenenen del veneno que hay en el mundo. Y hago otro llamamiento a los sacerdotes; ellos podrían hacer tanto bien a las almas y recoger a tantos rebaños que están esparcidos perdiéndose en la oscuridad, porque viven en tinieblas y la tiniebla es muerte. Orad, visitad
al “Prisionero”, hijos míos, “Prisionero” de amor por los hombres;
a veces estoy tan solo, que ni mis propias almas se acuerdan de estar un
ratito ante mí. ¿No os da pena de vuestro Jesús, hijos
míos?, corazones endurecidos, llenos de maldad, muchos de vuestros
corazones. ¿Hasta dónde queréis llegar? ¿Cómo
vais a amar al prójimo, hijos míos, si no amáis a
Dios? Sí, hija mía, sí, que nadie se asuste, pero
naciones enteras, estos espíritus inmundos, se han apoderado de
ellas, y sólo reina el pecado, y en hogares, en la mayoría
de todos los hogares, mira, hija mía, el fruto de Satanás:
cómo las madres introducen a sus hijos en el mundo, dándole
más valor al libertinaje que a los consejos de Dios. ¡Qué
pena de hogares! Por eso no reina la paz en ellos, porque os creéis,
hijos míos, que queréis más a vuestros hijos dándoles
ese libertinaje. Si sois madres, ¿cómo ponéis víboras
en las manos de vuestros hijos, para envenenarlos? Uníos los dos,
hijos míos, los matrimonios, para ayudar a vuestros hijos, pero
con la presencia de Dios; donde no está Dios, no reina la paz. No
seáis necios, hijos míos, y no os dediquéis a perder
el tiempo, aprovechadlo para vuestra salvación, hijos míos.
LA VIRGEN: Acudid a
este lugar, todos seréis sellados y no dejaré de dar la bendición,
aunque no existan mensajes, os sellaré las frentes y seréis
bendecidos y protegidos.
EL SEÑOR: Obedeced,
hijos míos, son consejos de vuestra Madre, de una Madre corredentora
del género humano, que os ama y desea todo lo mejor para sus hijos.
LA VIRGEN: Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos para el día de las tinieblas: una bendición muy especial, para ese día tenebroso... Os bendigo
como el Padre os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.
(1) Es decir, a todos aquéllos, entre los guías de los pueblos, que están ciegos. (2) Es decir: “¿Dónde
está el respeto de los hijos hacia los padres?”.
|
4 Mai 2002
Jésus annonce qu'il n'y aura plus de message
La Très Sainte Vierge :
Voilà pourquoi le monde est dans cette situation, ma fille, parce que l’homme est sans amour, l’homme est égoïste, l’homme ne manifeste pas à Dieu que la plus grande preuve d’amour ce sont les œuvres. Mais aujourd’hui l’homme confond l’amour avec la passion, avec la flatterie. Je veux des âmes qui me témoignent leur amour par des œuvres ; les louanges ne vous sont d’aucun profit, et combien d’âmes aiment qu’on les flatte ! Et combien d’âmes aiment être seigneurs et non serviteurs. Il n’y a qu’un seul Seigneur des Seigneurs. N’aimez pas distraire vos oreilles par de vaines flatteries ! Notre Seigneur :
Toi, abandonnes toutes tes misères, moi je les ferai disparaître et je les consumerai dans mon amour. Mais malheur à ceux qui aiment
les louanges sur la Terre, ils reçoivent déjà ici-bas
leur récompense, mes enfants et ils perdent l’éternité
!
Je veux seulement avertir les hommes
que l’amour est le commandement le plus important pour le salut des âmes.
Toutes ces âmes ma fille, sont parvenues par amour. (Le Seigneur
montre à Luz Amparo une demeure céleste dans laquelle il
y a beaucoup d’âmes). Là où il n’y a pas d’amour, il
n’y a que destruction, envies, rancœurs ;
Mes enfants, je vous demande seulement de méditer tous les messages, car tout est en train de s’accomplir. Méditez-les du premier jusqu’au dernier ; vous verrez comme tout ce qui a été dit, s’accomplit. Aimez l’Eglise, ne la critiquez pas
en raison de la défaillance des hommes,
C’est pourquoi je demande aux prêtres de se consacrer à leur ministère, de rassembler les brebis perdues et de cesser d’être des fonctionnaires ; qu’ils gagnent des âmes, avec amour et tendresse, pour le troupeau du Christ, car tout n’est devenu que passions et plaisirs. Et tant de messages, dit-on encore ! Mais mes enfants, êtes-vous aveugles ? Je vous dis et redis encore : (vous êtes) aveugles, sourds et je demande aux âmes consacrées de beaucoup prier pour l’Eglise, le Saint Père, et les brebis égarées. Mes enfants, aimez, mais d’un amour pur et saint, qui procède du Cœur du Christ. Convertissez-vous et repentez-vous, mes enfants, méditez les messages. Il n’y aura plus de message, mais
il y aura des bénédictions très spéciales,
et des marques qui demeureront scellées sur les fronts.
Mes enfants, comme votre cœur est endurci ! Ces paroles si tendres de votre Mère du Ciel ne vous attendrissent-elles pas ? Mes enfants, repentez-vous et convertissez-vous ; n’offensez pas davantage le Seigneur, il est tellement offensé ; je vous demande seulement prière, sacrifice et pénitence pour pouvoir réparer tant de péchés que l’on commet dans le monde. Je vous ai dit que le démon portait en triomphe les sept péchés capitaux. Il faut que les hommes tournent leur regard vers Dieu, se repentent et mènent une vie sainte d’amour et de dévouement envers Dieu. Il y a beaucoup de pharisiens qui vivent non selon l’esprit mais selon la chair et les vices. La Très Sainte Vierge : Priez, priez mes enfants et approchez-vous du sacrement de l’Eucharistie mais en état de grâce, mes enfants, car vous commettez beaucoup de sacrilèges. Levez tous les objets. Ils seront tous bénis avec des bénédictions spéciales pour les pauvres pécheurs. Je vous bénis comme le Père vous bénit, par l’intermédiaire du Fils et avec le Saint Esprit. Nota Bene :
MENSAJE DEL DÍA 4 DE MAYO DE 2002, PRIMER SÁBADO DE MES, EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL (MADRID)
LA VIRGEN: Hija mía, aquí estoy como Madre
de amor y Madre de misericordia; hoy vengo con el manto de oro, hija mía,
este manto no tiene fin; en él está grabado el amor de los
hombres. Cada rosa, hija mía, es una oración que ha salido
de boca de los hombres con amor. Quiero que los hombres me den muestras
de amor; con amor todo es fácil, hija mía, porque el amor
todo lo puede: con amor fue redimido el mundo, y con amor las almas recibirán
la gloria; por eso el mundo está en esta situación, hija
mía; porque el hombre no ama, el hombre es egoísta, el hombre
no demuestra a Dios que la mayor prueba de amor son las obras. Pero hoy
el hombre confunde el amor con la pasión, con el halago. Yo quiero
almas que me demuestren su amor con obras; los halagos, hijos míos,
no os benefician, y cuántas almas les gustan los halagos, y cuántas
almas les gusta ser señores, no servidores; sólo hay un Señor
de señores, no os guste recrear los oídos con halagos vanos.
EL SEÑOR: Hija mía, yo quiero que me demuestres el amor como me lo estás demostrando: con dolor, con sacrificio, con entrega. No te dejes halagar por nadie, huye de los que te halaguen, y demuéstramelo con hechos, hija mía; tú deja todas tus miserias, que yo haré desaparecer todas tus miserias y las consumiré en mi amor, pero ¡ay de aquéllos que os gustan las alabanzas en la Tierra..., ya recibís aquí el premio, hijos míos, y os perdéis la eternidad! ¡Ay de aquéllos que les gusta poner a son de trompeta las cosas que hacen!, cuando yo os digo: “Lo que haga tu mano izquierda, que no lo sepa tu derecha”, y cuántos dais, hijos míos, bombo a lo que hacéis. Sólo quiero avisar a los hombres que el amor es el mandamiento más importante para la salvación de las almas. Todas estas almas, hija mía, han llegado por amor. (El Señor muestra a Luz Amparo una morada con muchas almas). Donde no hay amor es destrucción, envidias, rencores. No seáis almas que os comportéis como Caín, que decía amar a su hermano y lo mató por envidia. Su ira le convirtió en un malhechor, por envidias. Sólo pido, hijos míos, que meditéis todos los mensajes, que todo se va cumpliendo; meditad desde el primero hasta el último, veréis cómo todo lo que se ha dicho, se cumple. Amad a la Iglesia, no la critiquéis, porque los hombres fallen, la Iglesia prevalecerá en pie. Por eso pido que los sacerdotes se dediquen al ministerio y recojan a las ovejas perdidas y dejen de ser funcionarios, que con amor y con ternura conquisten a las almas para el rebaño de Cristo, que todo se ha convertido en pasiones y placeres, ¡y todavía dicen que tanto mensaje! Pero hijos míos, ¿estáis ciegos?; os repito una y otra vez: ciegos, sordos, y pido a aquellas almas consagradas que oren mucho por la Iglesia, por el Santo Padre, y por las ovejas descarriadas. Amad, hijos míos, pero con un amor puro y santo, venido del Corazón de Cristo. Convertíos y arrepentíos, hijos míos; meditad los mensajes. No habrá más mensajes, pero habrá bendiciones muy especiales y marcas que quedarán selladas en las frentes. Acudid a este lugar, hijos míos, que
todos seréis marcados y bendecidos con bendiciones muy especiales;
y meditad todos los mensajes. Hijos míos, ¡qué duro
está vuestro corazón! ¿No os enternecen estas palabras
tan tiernas de vuestra Madre del Cielo, hijos míos? Arrepentíos,
hijos míos, y convertíos, no ofendáis más al
Señor, ¡está tan ofendido!, que sólo pido oración,
sacrificio y penitencia para poder reparar tantos pecados como se cometen
en el mundo. Os dije que los siete pecados capitales el demonio los lleva
en triunfo; hace falta que los hombres vuelvan la mirada a Dios y se arrepientan,
y vivan una vida santa de amor y de entrega a Dios. Muchos fariseos viven
no según el espíritu, sino según la carne y los vicios.
LA VIRGEN: Orad, orad, hijos míos, y acercaos al sacramento de la Eucaristía, pero en gracia, hijos míos, que cometéis muchos sacrilegios. Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos con bendiciones especiales para los pobres pecadores... Yo os bendigo como el Padre os bendice por
medio del Hijo y con el Espíritu Santo.
|